Como uno más, he vivido experiencias que, de alguna manera, cambiaron mi vida. Una de ellas que recuerdo con intensidad se produjo la noche del lunes 21 de julio de 1980.
Acabábamos de cenar, era una noche tranquila. Nos sentamos en el sofá para reposar la cena y poco a poco el sopor y el cansancio se fueron apoderando de nosotros mientras un programa de la televisión nos ayudaba a pasar el tiempo preciso antes de disfrutar del necesario descanso diario.
Eran las 23:30 horas cuando decidimos retirarnos a descansar. Yo me disponía a entrar en la cama cuando en ese momento:
– ¡Ay, Antonio!
Nada más oír su reclamo fui lo más rápido posible donde ella se encontraba. Al entrar la vi parada de pie con el camisón remangado por encima de las rodillas y mirando al suelo. Continuar leyendo «El primero…»